domingo, 30 de agosto de 2009

Aborto con metadona

Hoy he tenido una orgía de sueños, de esos reversibles que se vuelven cómicos cuando los recuerdas. La primera parte se desarrollaba en un cuarto desconocido, cálido y decadente; podría ser la casa de un prestamista judío que aparecía en una película de Ingmar Bergman. En la habitación se encontraba una de mis jefas vestida como una vedette trasnochada del Café "El Plata". Ha empezado a mirarme lascivamente, se ha acercado a mí y me ha intentado meter mano, a lo que yo he respondido con una mueca de asco tratando de simular complacencia. "No sabía que fueras tan fría" es todo lo que ha dicho. A continuación, sin aparente relación con lo anterior, me he encontrado embarazada de dos meses y desesperada por abortar (uno de mis sueños recurrentes, a veces porque llevo dentro un alien en lugar de un bebé humano). Conducía guiada por mi instinto en dirección a un hospital de Orcasitas. Una vez allí, no he tenido que esperar; nadie me ha hecho preguntas, la enfermera ya sabía lo que tenía que hacer. Durante un largo rato he permanecido inmóvil en una cama, con una vía por la que se me inyectaba metadona para reducir el feto hasta hacerlo desaparecer (era lo último en técnicas abortivas), mientras un sacerdote acechaba tras la puerta esperando a que se fuera la enfermera para cambiar la metadona por cianuro. Sería por aquello de la defensa de las familias, para acabar con las asesinas de fetos. Sin embargo, he logrado salir viva del hospital, que ha resultado ser un castillo medieval con un foso. Lo último que recuerdo es ver entrar a un buque de guerra cargado de marineros moribundos que se dirigían a Urgencias. Con metadona hasta las cejas, aunque aliviada por haberme quitado un peso de encima, no podía dejar de pensar en cuál sería el camino de vuelta a casa desde Orcasitas...

3 comentarios:

  1. Buf, pues hablando de pesadillas recurrentes, yo sueño a menudo que he matado a alguien. No sé a quién, sólo sé que ya está hecho y es terrible, porque no se lo puedo contar a nadie... Y me siento enormemente aliviada cuando, unos segundos después de despertarme, me doy cuenta de que sólo era un sueño.

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  2. Madre mía, cómo están las cabezas...

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  3. Al lado de tu sueño, lo de soñar con ser famoso y tener mucho dinero no llega ni a la categoría de buena fantasía. Es dejar que la imaginación tome las riendas y soñamos unas cositas que tienen tela marinera. Un besote desde Petardylandia.

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