Septiembre debería ser el mes de los buenos propósitos. Seguramente los cumpliríamos de mejor gana con bastantes grados más y algunas prendas menos que en el desangelado enero, cuando arrancamos porque no nos queda más remedio. ¿Qué no se podría conseguir durante un mes en el que voluntariamente empezamos colecciones por fascículos con la intención de completarlas? Eso es iniciativa. Sé de muchos que terminaron la casita de muñecas, la colección de frascos de perfume, el barco velero...Es la magia del regreso a casa. Los funcionarios vuelven a ocupar las administraciones públicas, comienzan las clases de danza y hay que forrar los libros nuevos o ponerles pegatinas a los heredados. "Les esperamos en septiembre, aquí en la primera"; "hasta septiembre no te puedo dar cita"; "en septiembre se reanudan los cursos de idiomas". Reanudar, qué bonito. RE-A-NU-DAR. Yo reanudo, tu reanudas...¿Volver a hacer un nudo? Claro, siempre hay que hacerlo, por escéptico que seas. Yo solo sé que es el mes de las grandes cosas. O las pequeñas cosas. Si me mudara, si me enamorara o si emprendiera el viaje de mi vida, desearía que fuera en septiembre. Es mi mes.
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Se podría decir que para tí cada año comienza en septiembre (pronto habrá velitas que soplar!!!), pero yo no veo que tiene de malo reanudarse en enero, cuando me toca a mí eso del cumple feliz. Kisses.
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